Los paños calientes del BCE rebajan 30 puntos la rentabilidad de la deuda española en 2016
El programa de asistencia del Banco Central Europeo (BCE), conocido como QE, no está aumentando el crédito que dan las entidades financieras a las familias y las empresas, pero sí está facilitando la venta de deuda pública que colocan los Estados en el mercado para financiar sus déficits públicos. España es uno de los países que se está beneficiando de esta red tejida por la autoridad monetaria europea.
El Tesoro español ha ingresado hoy más de 4.600 millones de euros por la venta de letras a seis y doce meses, ofreciendo a los inversores intereses aún más negativos que en subastas anteriores. Esto quiere decir que en lugar de pagar al comprador de la deuda, es el propio inversor el que abona al Tesoro el interés, lo que pone de manifiesto la alteración total del mercado por la citada intervención del BCE. La demanda de estas letras ha duplicado la oferta.
Esto es lo que ha ocurrido en el mercado primario (ventas directas de deuda por parte del Tesoro español), pero en el secundario (en el que los inversores compran y venden los bonos, letras y obligaciones) la intervención del presidente del BCE, Mario Dragui, también se hace notar. Desde que comenzó el año, la rentabilidad del bono español a 10 años, que es el que se utiliza para calcular la prima de riesgo, se ha reducido en casi 30 puntos. Todo ello a pesar de la incertidumbre política generada tras las pasadas elecciones generales.
Este escenario no va a durar siempre, por lo que es necesario que España realice las reformas estructurales pendientes para poder rebajar la brecha entre ingresos y gastos, lo que reducirá la necesidad de financiación del sector público nacional. Ese es el mensaje que lanza tanto el propio BCE como la Comisión Europea, instituciones que ven con preocupación la deriva del déficit público español, especialmente tras el último incumplimiento comunicado por el Gobierno.
En su último boletín, el BCE reclama a los países más endeudados que acometan “esfuerzos de consolidación” para garantizar una bajada del porcentaje de deuda pública respecto al PIB durante los próximos años. En el caso de España esta tasa es del 100%, es decir, que la deuda de las administraciones y la Seguridad Social equivale a la totalidad del valor de todos los bienes y servicios que produce la economía nacional.
De Guindos advierte del riesgo de una pérdida de confianza
El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, es consciente de este problema estructural y así lo ha trasladado a los inversores internacionales en su reciente gira europea.
A este respecto, el pasado enero advirtió que la incertidumbre política es un factor que puede agudizar los problemas, porque una pérdida de confianza por parte de los inversores internacionales “se trasladaría de forma rapidísima a través de las necesidades de financiación”, lo que a su vez golpearía “a la actividad económica y a la creación de empleo”.
Este es precisamente el mayor riesgo al que se enfrenta España, que depende de los mercados financieros para poder financiar el gasto público mediante las citadas colocaciones de deuda. En 2016 el Tesoro realizará emisiones netas de 45.000 millones de euros para poder hacer frente a sus obligaciones.